domingo, 8 de marzo de 2015

El cerdo global

Frases para la historia

Cada cerdo es un mapamundi

Ana Carbajosa en El cerdo de los despojos de oro. El País el 3 de marzo 2015

El artículo viene ilustrado con una imagen del contorno de  un cerdito, dentro de la cual se señalan las diferentes vísceras por las que suspiran los chinos, (intestinos, corazón, estómago, sesos, etc.),  y por las que son capaces de mover miles de contenedores desde el ultimo confín del mundo hasta sus mercados.

Ya lo maliciábamos aquí cuando hace tres años, nos hacíamos eco de La guerra de las patas de pollo y nos daba mucho miedo el pensar en los centenares de contenedores llenos de patas de pollo circulando por esos mares de Dios hasta llegar a China. Imagínense ahora como estamos; si unimos a las patas de pollo, los bofes, estómagos, orejas y corazones de los cerditos camino de China.


 Camino de China.

Pero el caso es que ahí están, comprándonos despojos a precio de oro – que no es de oro talmente pero sí lo es, si tenemos en cuenta que la ganancia, sobre lo que se recibía aquí antes por los despojos, tiende a infinito al ser el denominador igual a cero – y el cerdo se convierte en un mapamundi al ir cada parte a los sitios más diversos: el jamón izquierdo a Móstoles y el derecho a Lugo, las costillas a Copenhague, el estómago a Hong Kong, etc. y, así,(sic): la complejidad de su despiece tiende al infinito. ¿No es maravilloso?

El artículo es estupendo y le recomiendo vivamente - y subrayando -  su lectura. Yo he subrayado lo siguiente. Primero, los fémures de cerdo se comen, (supongo que después de cocidos y agujereados), chupando con una pajita. Segundo, cuando un chino te pide unas muestras se llevan 20 contenedores de un tirón; así que cuidadín con ofrecer muestras de balde. Y tercero; aunque resulte inexplicable  –  repitan conmigo: i-nex-pli-ca-ble  - “resulta más barato exportar ocho contenedores de oreja a China desde Cártama que una caja de salchichón a Ronda”.

Con todos estos líos, no resultaría nada extraño que a Mark Zuckerberg le llegara a Menlo Park un trozo de estómago en vez de lo que esperaba y, por eso mismo, haya tenido que aprovechar su venida al Barcelona Mobile World Congress de  Barcelona para comer jamón. De donde se deduce que los designios del Señor son inescrutables.

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