martes, 22 de noviembre de 2016

Una sentencia de bancos

Leí la noticia el viernes:

Un juzgado de A Coruña declara que el exasesor jurídico “litigó con temeridad” al pedir 140 millones por usar su firma una vez jubilado.

Y es que el BBVA usó durante algunos años, para acreditar deudas, la firma electrónica de un empleado al que había prejubilado. El exempleado lo denunció y porque la cosa “había caducado” - ¡hay que ver el intríngulis de cuando caducan o no; o resucitan o mueren, las cosas de la justicia en España! - y porque había demandado por mucho dinero, el fallo del juzgado ha sido que el ex empleado no tiene razón y tiene que pagar las costas del proceso: 7 millones de euros.

El banco dice que la cosa había caducado, que sólo había utilizado la firma – por error – en 4.385 certificaciones y que además: “ha negado el perjuicio que denuncia su exempleado porque ninguno de los morosos a los que se certificó deuda en su nombre se ha querellado contra él” (¡¡!!).

¡Ah! Y la cantidad que reclamó el extrabajador al banco llevó al juez a advertir al demandante sobre las graves consecuencias que tendría para su bolsillo perder el pleito, debido a las desorbitadas costas que se derivarían del procedimiento. “Es probable que quede hundido económicamente para toda su vida”, le había alertado el titular del juzgado.

Varias cosas. El paso del tiempo. Parece que había caducado el tiempo; pero ¿qué tiempo?: ¿Desde que empezaron a usar la firma o desde que se enteró el demandante? Este tipo de procesos ¿tiene fechas de caducidad?

Otra cuestión: las costas del proceso ¿no deben ser los costes del proceso? Porque aquí, los costes del proceso no parece que hayan sido ni por asomo los 7 millones de euros que ahora se le adjudican al demandante.

Finalmente las explicaciones del banco son de aurora boreal y no hay por dónde cogerlas: ha sido un error, “sólo 4.385 veces” y además - ¡de que se queja si no lo ha demandado nadie! El BBVA es el segundo banco del país.

 He tardado algún día en digerirla. Incluso creía que iba para la típica noticia “atragantada” que iba a dejar irse, tras la perplejidad inicial.

Pero resulta que hoy el servicio de estudios del BBVA - que creo que se llama ahora BBVA Research que es mucho más moderno -  ha salido, como a menudo acostumbra, a dar lecciones al personal. En concreto, hoy han recomendado a los empresarios que hagan contratos fijos porque aumentarán con ello la productividad.

Lo que me ha llevado a volver a la noticia. Y uno piensa en el refrán “Consejos vendo y para mí no tengo”, que según el Centro Virtual Cervantes se usa para recriminar a quien da consejos a los demás, pero no los toma para sí o no sabe resolver sus propios problemas.

Eso, o a lo mejor estamos ante la experimentación de una nueva forma de relación laboral de contrato fijo – una vez jubilado el trabajador - o quien sabe si una nueva forma de jubilación cuyas virtudes no acabamos de ver claras.

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