lunes, 18 de noviembre de 2013

Cómo cambian los tiempos

Lo que el sábado fue, en un principio, pasmo y una auténtica sorpresa para el buzo,  una vez reposado el asunto y pensado con cierta calma, le pareció normal, el signo de los tiempos.

Había entrado en Carrefour por hacer tiempo, y estaba paseando un rato por la sección de librería que, por cierto y salvando el hecho de que los libros están colocados como botes de tomate, está muy apañada: sus colecciones de bolsillo, sus bestsellers para navidad..; y de pronto en la esquina de los libros de informática los vi.

Este fue el descubrimiento que hice. Por si no lo saben, les comento que ya hay libros editados, de tipo “manuales” para teléfonos inteligentes; o sea para los smartphones de última generación: los iPhone 5 y el Galaxy S4, por ejemplo.


No son fruslerías. El del Galaxy S4 tiene 432 páginas, nada menos. Claro que, como se dice,  entre otras cosas, en la ficha del libro – que vi en internet unas horas más tarde:

Hoy en día, los Smartphones se presentan como auténticos pequeños ordenadores de bolsillo que pueden utilizarse no sólo para realizar llamadas, sino para navegar, ver el tiempo que hará mañana, leer el correo electrónico, hacer fotografías, manejar redes sociales y mucho más. 

Lo que me trajo a la memoria un comic de Paco Roca, de hace algunos domingos de El País Semanal, en que se contaba la historia de alguien que, en la primera viñeta, se acercaba a un mostrador para comprar un teléfono móvil. El vendedor se tiraba en siguientes viñetas, hablando largo y tendido de la cámara de porrecientos pixels, de la música y de la radio, del GPS, de la memoria y del sistema operativo, de los juegos, mareando al comprador que, en la última viñeta, decía: “De acuerdo, me lo compro. Ahora deme un teléfono móvil”.

Y salí descreído, tarareando por lo bajinis la guaracha de Los Compadres de Cuba:

Cómo cambian los tiempos Venancio, qué te parece
Qué te parece Venancio, cómo cambian los tiempos

Luego, como he comentado al principio, en casa, una vez reposado el asunto y pensado con cierta calma, al buzo le pareció normal: el signo de los tiempos. Y echó un vistazo a la librería pensando en el sitio que habrá que hacer al tocho que se tendrá que comprar cuando decida pasarse a un smartphone.

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