martes, 30 de julio de 2013

Un recuerdo (24-07-13. Santiago)

El buzo tenía previstas algunas entradas en este fin de julio. Pero el schok y el dolor por el accidente del día 24 en Santiago de Compostela, lo han bloqueado. No se le ocurre nada que no sea recordar a las víctimas o rezar por ellas. La música, en estos casos, ayuda.

Peace piece (Bill Evans)
Cristo Redentor (Donald Byrd)
Abide with me (en versión del sexteto de Thelonius Monk con John Coltrane)

Descansen en paz.





















(Hasta la vuelta)
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lunes, 22 de julio de 2013

Los cuatro muleros

Los lunes al SURF

El surf instrumental nacido a principios de los sesenta en California, se difundió a Europa, primeramente a Gran Bretaña donde surgieron grupos entre los que podríamos mencionar a los más famosos, como Los Dakotas o Los Shadows.

En España, también llegó la ola y algunos grupos de esa época trabajaron el campo, más que de surf instrumental, digamos de rock instrumental, no sin tensiones, pues algunos de ellos lo compaginaban con canciones vocales de inspiración británica, italiana y francesa. Posiblemente los grupos españoles más destacados de este estilo fueron Los 4 Jets, Los Sonor, Los Continentales, Los Relámpagos y Los Pekenikes.


Una característica propia del incipiente rock instrumental español, fue el de echar mano de canciones populares tradicionales, haciendo versiones de las mismas y también, a la hora de componer, inspirarse en aires populares españoles.

De esta forma, por ejemplo, surgieron El Vito, El turururú – que era la de “ya se murió el burro que acarreaba la vinagre”-, María de la O, Los campanilleros o Los cuatro muleros. El repertorio se completaba con versiones de canciones foráneas del mismo género como Barracuda popularizada por Los Ventures, Apache de Los Shadows, o Espacial y El barco del amor de Los Dakotas; y con algunas (pocas) canciones propias. Habrá tiempo en el futuro para detenernos en muchas de ellas.

Hoy nos centraremos en Los cuatro muleros, (canción extraída del acerbo popular y editada por Federico García Lorca en los años treinta), de la que se hicieron en 1963, prácticamente seguidas, dos versiones bastante similares de Los Pekenikes y de Los Sonor; y que resulta bien, muy bien en la versión de – digamos – surf instrumental.


La interpretación de Los Sonor está bien; pero prefiero la de Los Pekenikes que me parece menos rígida y suena más surf. Comienza con la batería desatada, después entra el bajo a toda mecha y continúa con las guitarras reverberadas que montan la melodía principal. A mitad de la canción interviene un saxofón de sonido bastante sucio, continuando después hasta el final y sin tregua las guitarras.

Tras la etapa inicial con mezcla de canciones instrumentales y vocales – destacando entre éstas la composición propia Vete ya -, Los Pekenikes continuaron una larga y exitosa carrera en el campo instrumental, logrando un enorme éxito  con canciones como Lady PepaHilo de seda, Frente a palacio, Arena caliente, etc. Una carrera original y un estilo único en el pop español. Pero esa es otra historia.
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domingo, 21 de julio de 2013

Chiclanera

Estando estos días de atrás en playas de Cádiz, al buzo le llegaban, lejanos, recuerdos de unos aires de copla con el verso ay chiclanera  y una continuación de fondo orquestal con un marcado ritmo de pasodoble. Pero en esos días no consiguió recordar nada más.

A la vuelta en Madrid, apareció, lógicamente, la copla-pasodoble Chiclanera compuesta por Rafael Oropesa, Luis Vega y Antonio Carmona que fue estrenada y popularizada por el cantante Angelillo en la película Centinela, alerta, de 1936.


Es una copla destinada inevitablemente a ser cantada por un hombre, ya que su letra no admite el cambio de registro. Chiclanera, que como muchas coplas tiene planteamiento, nudo y desenlace, trata fundamentalmente de la expiación de una culpa y su redención por amor. Cuenta las veleidades amorosas de un paisano que deja, ¡mira tú!, a la – imaginamos - sin par chiclanera por una moza volantera conocida en un colmáo. El mozo vuelve rendido y arrepentido, pero la chiclanera lo hace sufrir ya que, al principio, no lo perdona, aunque al final, sí; y parece que la cosa se arregla.
  
 El estribillo surge original y con fuerza; dice:

Aaaaaay, de Caiz para Chiclana,
caminos sembraos de flores,
encontré a mi chiclanera
que penaba mal de amores.
Chiclanera.
Yo que también he sufrío
por no ser querío
estoy a tu vera.



Imagen del compositor Rafael Oropesa
(en la web www.lavozlibre.com)

El autor de la música, Rafael Oropesa, era maestro de la banda sinfónica de Madrid. En la guerra civil fue movilizado y llegó a ser el director de la banda del quinto regimiento del General Lister.  Después de la guerra se exilió a México donde murió. Se dice, (lo refiere Raúl Guerra autor de Madrid - Gran Vía 1910-2010, editado por el Ayuntamiento de Madrid; y era también, al parecer, de esa opinión el maestro Carmelo Bernaola), que Oropesa es el verdadero autor del chotis Madrid de Agustín Lara al que le habría vendido, debido a las penurias económicas de sus primeros tiempos de exiliado, la partitura.

Chiclanera constituyó un gran éxito  en la voz de Angelillo, cantante madrileño que después, también, de unos años exiliado, prosiguió su carrera en España donde dominó durante unos años el panorama masculino de la copla. Hay una curiosa versión de Joselito, en que la letra cambia, (¡a ver!, no se va a ir un niño a un colmao). Fue rescatada por Carlos Cano que hizo una grandísima versión en su LP Quédate con la copla de 1987 .


La Chiclanera es, en letra y música, un pedazo de copla que sin haber llegado a ser enormemente popular, sí fue lo suficiente como para acabar formando parte del repertorio canónico de las bandas de música y, también, y esto es definitivo, como para formar parte del repertorio de los  grupos de dulzaineros que tocaban en las fiestas y bailes populares de 1940 a 1970, y que aún hoy siguen tocando. 
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viernes, 19 de julio de 2013

La gran mancha

El buzo ha estado una semana en la playa; en Cádiz más concretamente. En esa semana se produjo el revuelo de las declaraciones de Bárcenas a Pedro J. en El Mundo y toda la barahúnda posterior. Todo esto en un lugar y circunstancias inhabituales, con la prensa a medio leer, los telediarios a la vuelta de la playa cargado con los papelones de pescado frito. De forma que todo ello lo veía en una cierta distancia brumosa, sin entender muy bien las cosas  y viéndolo más bien como algo lejano o como una mala obra de teatro, de esas en las que no sabes si hay que reír, pasar miedo o llorar.

(Del diario ABC)

En todo caso me venía recurrentemente a la cabeza una noticia de hace más de un año; de esas noticias que el buzo guarda con la intención de comentarla, pero que - de forma incomprensible - finalmente pasó sin pena ni gloria y no tuvo tirón informativo. Me refiero a la noticia del remolino de basura del Pacífico, ese inmenso vórtice de porquería, situado por encima de las islas Hawai, de tamaño tres veces el de España y que no deja de crecer. A la vuelta, me ratifico y pienso que es una buena imagen o metáfora de los que le está pasando a este país en el que a cualquier punto cardinal que mires te encuentras con la inmensa basura de la corrupción: los Eres de Andalucía, lo del Palau, Gurtel….

La gran mancha del Pacífico

Hace poco me comentó un amigo arquitecto, que ante el panorama de aquí, se ha ido a hacer – con éxito – las américas, cómo al llegar aquí, al referir que estaba trabajando en México, le solían decir: “Pero allí, hay mucha corrupción, ¿no?”. A lo que a él no le quedaba más que contestar: “¡Oye, oye! y aquí, ¿Qué tenemos?”.

Desgraciadamente, no parece que esta sociedad - que segrega los políticos que tenemos – tenga ningún plan regenerador y claro de futuro. A este respecto y centrado en las políticas que se están haciendo en I+D y en Educación, Cesar Molinas, vuelve a escribir un gran artículo, El “caso” CSIC o la banalidad del mal,  en que manifiesta esta grave carencia de planes de futuro de una clase política extractiva y/o paralizada dentro de la mecánica interna de los partidos. (Quédense con la dramática frase de Jorge Wasenberg que cita: “los países ricos hacen ciencia para ser ricos, mientras que los países pobres creen que los países ricos hacen ciencia porque son ricos”). 

                                   (Del Blog Qué verde era mi valle)

Volviendo a ese séptimo continente de basura y tomándolo como metáfora de nuestra triste situación actual, en los próximos tiempos habrá que observar la deriva que coge. O sigue el modelo del Pacífico de inmenso remolino que, quizás, acabe tragándonos y arrastrándonos a quien sabe qué; o seguirá el otro que parece producirse en el Mar de los Sargazos – entre Cuba y Florida – y que se caracteriza por no haber remolinos y estar la basura tranquila aumentando y acumulándose sin más. Veremos.

lunes, 15 de julio de 2013

Pipeline

Los lunes al SURF

El surf más refrescante para el verano más cálido, con Pipeline de Los Chantays.

Los Chantays estudiaban en el Instituto de Santa Ana – condado de Orange, CA - y tenían alrededor de diecisiete años cuando grabaron Pipeline en el almacén de una pequeña tienda de discos de Downey, pequeña localidad situada al SE de Los Ángeles que era, a su vez propietaria del diminuto sello Downey Records asociado a la tienda.


El tema tuvo un gran éxito de forma inmediata, siendo incapaces de producir para tanto pedido; por lo que vendieron los masters de la grabación a Dot Records, que se encargó de distribuir y promocionar el producto, un single y un elepé, a escala nacional e internacional.

De esta forma, Pipeline fue uno de los primeros grandes éxitos del surf instrumental, alcanzando en mayo de 1963 el puesto 4# de la lista de la revista Billboard.

Se conoce como Pipeline, en lenguaje de surf, el tubo interno de la ola por dónde se desliza la tabla de surf. Es uno de los muchos temas de surf cuyo título, alude directamente al argot de la práctica del surf.

Pipeline es inconfundible, con el raspado de la púa bajando por la sexta cuerda con la reverberación a tope y su marchosa melodía - que va subiendo de tono gradualmente - creada por los guitarristas del grupo Bob Spickard y Brian Carman, y detrás el pianillo eléctrico. ¡Y qué bien lo bailaban!


La canción tuvo tal éxito que en el mismo año 1963 los principales grupos de surf hicieron versiones de la misma; entre ellos (y que se pueden escuchar en YouTube) las de The Lively Ones, The Ventures y The Astronauts. Otra versión más moderna muy buena es la de Jhonny Thunders que (según Wikipedia) sonó cerrando un capítulo de Los Soprano.

Cincuenta años después, Pipeline sigue siendo un auténtico pepino.

viernes, 5 de julio de 2013

Cocinero, cocinero

Oficio (DRAE): 1. Ocupación habitual… 3. Profesión de algún arte mecánica.. (Ver Nota)

Cocinero: Persona que tiene por oficio guisar y aderezar los alimentos

En los tiempos en que, aunque no muchas, se componían canciones dedicadas a oficios y profesiones, no existían todavía chefs en España. Lo que había, mayormente, eran cocineros y jefes de cocina.

Posiblemente por eso, el buzo no conoce ninguna canción sobre chefs. En cambio, sobre cocineros sí conoce. Así que, en la semana en que ha finalizado el programa Master Chef, (del que el buzo confiesa haber sido fiel seguidor), con todo el aluvión mediático de entrevistas y reportajes, de los mejores momentos, las audiencias comentadas y las previsiones para futuras temporadas; a falta de material sobre chefs, me ha parecido oportuno dedicarle al oficio de cocinero una entrada en esta sección de Oficios.


Cocinero, cocinero, inolvidable canción que asociamos a su intérprete, Antonio Molina, formó parte de la banda sonora de la película Esta voz es una mina de 1955, segunda protagonizada por el cantante y dirigida por Luis Lucía. La canción, como casi todas las del film, venía firmada por Perelló  y Montorio. En copla, la figura del poeta y letrista Ramón Perelló, es casi comparable a la de Rafael de León. Baste decir que es el autor de la letra de La bien pagá, Falsa monea, Échale guindas al pavo o Los piconeros. Daniel Montorio, autor de la música, fue un autor polifacético que, en lo que se refiere al mundo de la copla, nos ha dejado varias de las mejores canciones que interpretó Antonio Molina como Soy minero o Adiós a España, junto con otras tales como Soy un pobre presidiario o La hija de Juan Simón.

¿Qué decir de Cocinero,cocinero? Musicalmente, es directa hechura para la voz de Antonio Molina; con un comienzo arriesgado y restrallante que se va dulcificando y haciéndose la melodía más reconocible y convencional. Por el lado de la letra, diremos que tiene gracia, unas rimas bastante chocantes y se mencionan dos platos, el arroz con habichuelas y el arroz con fideos.

Cocinero, cocinero enciende bien la candela
y prepara con esmero un arroz con habichuelas
cocinero, cocinero aprovecha la ocasión
que el futuro es muy oscuro,
que el futuro es muy oscuro,
¡ayyyyyyy!, trabajando en el carbón.

Como se comenta en una entrada de Facebook:  ...tanguillo que pretende ser divertido y en el que se hace alusión a la miseria reinante en la posguerra y nos advierte que el futuro es muy oscuro trabajando en el carbón.”

Trabajo duro y humilde pero preferible a otros más duros como el andamio y la mina. Así era, entiendo, el concepto que se tenía del oficio de Cocinero. Concepto que, afortunadamente, ha cambiado en la actualidad y que culmina, como expresión máxima del oficio, en la figura del chef, denominación y profesión bastante reciente en España pero de uso creciente.

Uso creciente que, supongo, viene dado por tres motivos:  a) funcional: sustituir tres palabras - jefe de cocina- por una – chef; b)  semántico: chef tiene connotaciones de más rango y poder que cocinero, y c) la rendición ante extranjerismos, que tanto fascina a este país.

Nota
La sección de Oficios presenta canciones que tengan relación con oficios, profesiones y ocupaciones.

martes, 2 de julio de 2013

Nueva cocina

Hace mucho que no tratamos de cocina o de comida en La perplejidad del buzo, y hoy me gustaría reseñar un par de noticias que han surgido en, más o menos, el último mes. La primera es la de las impresoras 3D de comida, cuando a finales de mayo, nos encontrábamos con un llamativo artículo de título suculento: La Nasa quiere imprimir comida.


Impresora 3D de comida
(de futurosposiblesimprevisibles.blogspot.com)

Aunque da para otro artículo completo, es de estudiar lo del formidable marketing del sector informático y electrónico. Llevan las máquinas de prototipado rápido en el mercado más de una década en el campo de la máquina herramienta y la electrónica industrial de toda la vida; y de repente, ¡ale hop!, el genio – y el dinero - del marketing del sector electrónico e informático de consumo,  da en el clavo con el nuevo vocablo y - de paso - concepto: impresora 3D, y ya tenemos un artículo de consumo más, con expectativas de ser utilizadas directamente en fabricación, (¿?), más la publicidad con el descerebrado ese que ha puesto en abierto en internet programas para fabricar (¿?) pistolas, etc.

Vayamos a lo nuestro: impresoras 3D de comida, con el aliciente de que paga la NASA. Pues ya ven en el enlace; de momento, poco más que hacer capitas. Galletitas con dos o tres capas, o sea, como las de Le Petit Ecolier o las de Príncipe Beckelar, pero de una en una y, sin la higiene de la industria agroalimentaria. O pizzillas que vete tú a saber; de quesos no hablan y métele cartuchos: de harina, de sal, de polvo de tomate y etcétera de polvos de otros ingredientes. No digamos ya, si se quisiera reproducir la perfecta comida de astronautas que es el huevo duro, según pontificó el insigne Julio Camba. Ya hay algún cocinero modernete  que está experimentando. De momento, no da para mucho y parece más bien, sacado de Muchachada Nui. Pero vaya Vd. a saber. Veremos.

Por otro lado, vemos cómo en Francia quieren reglamentar el concepto de restaurante, dedicando la apelación "fait maison", al parecer, a aquellos establecimientos que elaboren platos que hayan sido elaborados a partir de productos brutos, ( o no se si la denominación es para los platos), lo que se pretende que sea obligatorio, de manera que los restaurantes deberán precisar en las cartas cuando el plato es realmente casero. En la noticia de EL PAÍS no se alude a los congelados.

En principio, no parece mala idea, pero habrá que ver los límites y el desarrollo de su aplicación. Porque el buzo piensa que lo malo no es que un restaurante utilice productos elaborados o semielaborados, lo malo es que los que utilice sean de pésima calidad. Posiblemente, es preferible comer una buena elaboración en un restaurante a base de un precocinado de Cascajares, por hablar de una marca solvente, a una mala elaboración del mismo producto, partiendo de crudo, en el restaurante. 

Y hablando de Francia, con la magnífica calidad de sus industrias de confit o de foie, ¿le van a negar el "fait maison" a las recetas hechas en los restaurantes con base a esos magníficos productos?; o ¿podrían dárselo a los chiringuitos de comida rápida, más o menos multinacionales, que, al fin y al cabo, pasan por la plancha la cosa que luego se pone entre  panes?

De momento, el buzo se congratula de que el crujiente de morcilla, tapa estrella del Bar Capitol de Zamora, continúe siendo "fait maison" y se se siga haciendo como siempre.


lunes, 1 de julio de 2013

Surf rider

Los lunes al SURF

Surf rider fue grabada y popularizada por el conjunto The Lively Ones a principio de 1963 y dio título al primer LP de este grupo. Era un tema compuesto por Nokie Edwards del grupo The Ventures, perteneciente a su LP Surfin, también de 1963.


The Lively Ones estaban compuestos por  Jim Masoner (guitarra solista), de 19 años, que hacía el alarde de tocar la guitarra con los dientes, recurso que unos años más tarde haría famoso Jimmy Hendrix, Ed Chiaverini (guitarra de ritmo), Ron Griffith (bajo), Joel Willenbring (saxo) y  Tim Fitzpatrick (batería).

Surf rider es un surf lento, con una melodía repetitiva, sugerente y un poco melancólica. No puede uno imaginar una canción de fondo mejor para contemplar la última ola, la más tranquila,  en una larga tarde de verano.



Quentin Tarantino incluyó seis canciones de surf instrumental  en la banda sonora de Pulp Fiction, su mejor y más famosa película de 1994. Surf Rider es una de ellas. Suena cuando la película termina, en la escena final con Jules, (Samuel L. Jackson), y Vincent, (John Travolta), saliendo de la cafetería.