viernes, 28 de diciembre de 2012

A Zamora


Como la pasada semana habíamos dejado pendiente una posible excursión por Zamora, hoy, casi ya acabando el año, les animo a que se acerquen a conocerla.

Zamora es el río Duero; tan ancho y tan señor a su paso por la ciudad, desde la desembocadura del Valderaduey hasta que, lamiendo la Peña Tajada de que habla el Romancero, se aleja hacia los Arribes y Portugal.


El Duero y el Puente de Piedra. Antonio Pedrero

Zamora es la docena larga de iglesias románicas que alberga: Santiago, la Magdalena, San Juan, San Cipriano, La Horta…. Es también la catedral; que comienza siendo románica, con su portada Sur, sigue bizantina con su cúpula acabada en el cimborrio de escamas; es, también, torre cuadrada de defensa y cárcel y acaba, finalmente, siendo neoclásica con  su portada Norte y su atrio, en el que,  cada Miércoles Santo, los cofrades del Silencio hacen su juramento ante el Cristo de las Injurias. 

Pero Zamora es, sobre todo, claridad sin igual; esa luz de la meseta. Ese limpio aire que hace fundirse en el  horizonte el cielo y la tierra de los campos. También es, en estos días, lugar de peregrinación de los amantes de la poesía; ya que, hasta el 31 de enero, está abierta la Exposición  Claudio Rodríguez (1934-1999), de la que, en la noticia oficial de la Biblioteca Pública de Zamora, que es la sede, se indica:


“.. documenta su vida y obra, los estudios críticos más importantes, sus amigos literarios, itinerarios por Zamora y una completa galería de retratos y dibujos realizados por sus amigos artistas zamoranos y artistas gráficos de prensa diaria: Mingote y otros.

Aporta esta exposición una rica documentación original que ha sido donada por Clara Miranda, esposa de Claudio Rodríguez, a la Biblioteca Pública, y en la cual se pone de manifiesto la importancia de Claudio como poeta universal, su alegría, su bondad y profundo sentido de la amistad, que le hicieron ser querido y admirado por todos.”


De entre todo lo expuesto el buzo se queda con la vitrina que reproduce la mesa de trabajo del poeta, con sus libros y cuadernos, (La Divina Comedia, la Biblia, Dylan Thomas…), tal y como aparecen en una gran foto del poeta tomada, en su día, junto a esa misma mesa.  También una pequeña reproducción del gran mural de Antonio Pedrero que presidía el bar La Golondrina: y que representa la barra del establecimiento con los retratos de un variopinto grupo de parroquianos, entre los que se encuentra el poeta.


Mural del Bar La Golondrina. Antonio Pedrero

Como Claudio Rodríguez, según sus propias palabras, era  muy de bar, (ver la parte final de la entrevista a la que enlazo), procede rematar la exposición yendo, por seguir los pasos del poeta, de bares, (desgraciadamente, no a La Golondrina, que estaba situado cerca de la Plaza Mayor, detrás de la iglesia de Sanjuan, que ya no existe). 

Sugiero ir a bares con solera que, de seguro, frecuentó el poeta:  la Bodega Chimeno de la plaza de Santa Eulalia, que sigue siendo taberna, dónde se tapea bien – jamón, queso, anchoas, ensalada de tomate o bonito - pero en la que hay que adaptarse a su ritmo que no admite prisas. O el Bar Chillón en su emplazamiento actual de la Calle Diego de Ordax, que es herencia natural del antiguo que estaba al lado de La Golondrina. Fraternal bar para todas las edades y humanidades; de soberbias tortillas – pidan la de patata con salsa de callos – y las mejores tapas de casquería, (callos, pata, cachuelas..), de Zamora.


Claudio Rodríguez de joven 
(utilizada en el cartel de la exposición)

En saliendo, ya estarán preparados para comprender mejor y para recitar el inicio de El don de la ebriedad.

Siempre la claridad viene del cielo;
es un don: no se halla entre las cosas
sino muy por encima, y las ocupa
haciendo de ello vida y labor propias...  (Seguir)
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jueves, 20 de diciembre de 2012

Artifex en Segovia


En estos días de "mediovacaciones" que nos traen las Navidades, es posible que a alguno de los lectores de estas notas, se le ocurra hacer una excursión a Segovia o a Zamora. Por si eso ocurre, me gustaría darles noticias de dos interesantes exposiciones que en esas ciudades están abiertas en estas fechas y que merecen mucho la pena.

Si van a Segovia habrá, obviamente, que pasar por la Plaza del Azoguejo y arrodillarse ante el grandioso e inigualable acueducto. Habrá luego que subir por la calla Real hasta la plaza y también deberían, luego,  bajar hasta el Alcázar y fantasear con todos los hechos allí sucedidos en los tiempos del rey Enrique y de su  hermana y sucesora, la reina católica.


Como entre medias habrá que hacer sitio al cochinillo o al lechal, les sugiero que madruguen o que alarguen el día para poder visitar la Casa de la Moneda, recientemente restaurada. Fábrica de moneda automatizada, con ayuda de la energía hidráulica del río Eresma, en tiempos de Felipe II que, con sus trazas de Juan de Herrera, luce esplendorosa frente al monasterio del Parral.

Por si lo anterior fuera poco, la Casa de la Moneda alberga,  en estos días, la exposición “Artifex. Ingeniería romana en España” que acerca al público el formidable legado técnico del mundo romano, mostrando los saberes en los diversos campos de la tecnología y sus aplicaciones en la Ingeniería civil.


Hablar de esta exposición – y también de la Casa de la Moneda, cuyo estudio y restauración impulsó desde la Fundación Juanelo Turriano – es hablar de su creador Ignacio González Tascón, ingeniero de caminos e insigne  humanista, impulsor (¿creador de la disciplina?) de la historia de la ingeniería en España.

Catedrático de Estética e Historia de la Ingeniería Civil en Granada, estudió ejemplarmente las fábricas hidráulicas españolas, la historia del transporte o la ingeniería de ultramar y  nos dejó prematuramente, tan joven y con tanta vida y obra por delante, en 2006. El nuevo montaje de esta exposición debería ser un aldabonazo para hacer revivir otras magnas exposiciones de las que, en su día, fue autor y que se cuentan entre lo mejor que se ha hecho en España para difundir la Ciencia, la Ingeniería y su historia.


Con el trajín de las visitas, y en una ciudad rompepiernas con tanta cuesta como es Segovia, habrá que hacer alguna “parada técnica” para darle alegría al cuerpo serrano. Dos sugerencias: José María con su pobladísima barra y “su rivera” Pago de Carraovejas, y  Divino, más recoleto y con mucho que probar y degustar.

PD. Quede lo de Zamora para otra entrada.

lunes, 17 de diciembre de 2012

Palos y mochos: litigios sobre fregonas


Vuelve a aparecer, en el periódico del domingo, la noticia de hace algunos días sobre la reciente sentencia del Tribunal Supremo favorable a la firma Vileda en su pleito contra Spontex en relación al mecanismo de enganche de los palos a los mochos de las fregonas. Aparece en EL PAÍS, con cierto tono folclórico, aludiendo, sin entrar en detalles, a otras guerras de patentes entre empresas - que el periodista parece como si diera a entender que son  de más tronío - y con el titular oportunista de "Alemania también gana la guerra de las fregonas".

No se muestran los planos y detalles del modelo de utilidad de Vileda, ni tampoco los mochos y palos de Spontex; por lo que no puede deducirse del artículo, hasta qué punto los productos de Spontex copiaban los de Vileda. De otros artículos sobre el tema aparecidos anteriormente, parece deducirse que de las dos piezas en litigio: el macho y la hembra; sólo una de las dos era copia. No debían ser "exactamente" iguales porque la demanda inicial de Vileda a Spontex era por una infracción indirecta del modelo de utilidad.



Dos conclusiones fundamentales tiene la noticia para el buzo. La primera es la muestra, una vez más, de la clase de justicia que tenemos en este país. Lenta: demanda de 2006, solución en 2012. Con cierto regusto, además, de que las instancias sucesivas parece como si se dedicaran, más que otra cosa, a leer la cartilla a la instancia anterior. Además de la tardanza, en este caso, se condena por lo que no fue acusada la demandada por la demandante en el inicio; sino por otro delito. Se demandó por una infracción indirecta del modelo de utilidad y, finalmente, se condena por una infracción directa: o sea, que te acusan de robar una gallina y te acaban condenando por la muerte por infarto del vigilante del gallinero: Spontex alega, con razón, indefensión. Finalmente se redondea la faena sin fijar las indemnizaciones en la sentencia. ¿Otros tres o cuatro años para finalizar? Veremos.

En segundo lugar, uno se pregunta por el valor del consumidor para las empresas y para la justicia. La respuesta es cero. El consumidor estaría mejor atendido si, desde el principio, las  empresas de fregonas, las fabricaran con elementos intercambiables (palos o mochos) desde el principio. ¡Pero no! Ahí tenemos a cada cual queriéndose comer todo el mercado y  haciendo la cuenta de que "en cuanto me compren un mocho, ahí los tengo cogidos porque me tendrán que comprar mi palo sí, o sí"

Imagínense que en los principios de la electricidad a cada fabricante de enchufes y clavijas se le hubiera ocurrido diseñar y fabricar uno distinto. No lo hicieron, se avinieron a "normalizar" voluntaria y conjuntamente las dimensiones y la seguridad de los enchufes y clavijas. ... Y muchos otros fabricantes de otras muchas cosas también normalizaban. Eran, ¡ay!, unos antiguos, unos románticos que, también, pensaban en el cliente.



Ahora no; ahora no normaliza ni dios. Y ahí nos tienen saliendo del hiper con dos palos de escoba diferentes porque no tenemos ni idea de cual es el que valdrá para el mocho solitario  que hemos dejado sin palo en casa o, como me contaba un amigo el otro día a cuenta de este tema, su paseo por la ciudad francesa en que residía, mocho en mano, entrando en varias tiendas sucesivas hasta que encontró el palo de sus sueños.  

Por último, parece darse por supuesto que Spontex es española frente a la alemanidad de Vileda. Falso; Spontex no es de capital español. Lo que no es extraño, habida cuenta de que en este país apenas hay ya industria nacional. Ni siquiera de fregonas.
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martes, 11 de diciembre de 2012

Passion flower


Un amigo, admirador, como yo, del programa de radio3, Flor de Pasión, me informa de que en los inicios del programa, éste acababa - no como actualmente con el Azurro de Paolo Conte interpretado por Adriano Celentano - sino con la canción Passion Flower del grupo californiano de los setenta, Stoneground

Sin embargo, hoy vamos a hablar de otra Passion Flower que se le ha aparecido al buzo en la búsqueda de la anterior. La compuesta en letra y música por Billy Strayhorn en 1941, para la orquesta de Duke Ellington.


Ellington y Strayhorn. Franck Driggs Collection
(De americanhistory.si.edu)

La canción está asociada al saxofonista Johnny Hodges que fue el primero en interpretarla con un grupo en el que, además de Duke Ellington al piano, se encontraban Ray Nance a la trompeta, Harry Carney en el saxo barítono y Laurence Brown al trombón. Con posterioridad, pasó al repertorio común de la orquesta de Duke Ellington, el cual, también la interpretó en solitario al piano.

Passion Flower es una canción que no tiene una melodía poderosa, pero sí una suave atmósfera de sutiles matices, en que el timbre puro y la precisión y facilidad en la melodía de Hodges y su maestría en las baladas - con ese vibrato amplio y ese arrastre de notas tan suyo -  la hacen memorable.


Johnny Hodges, 1946 - Al fondo Al Sears -
(De Wikipedia)

Natural y, aparentemente, impasible. Así tocaba Johnny Hodges, al que sus compañeros de orquesta llamaban Rabbit (conejo) porque, en palabras de Johnny Griffin, “…parecía un conejo, sin expresión en su cara mientras tocaba su hermosa música”.

Hodges falleció en 1970, a los 64 años. Tras su muerte, Duke Ellington dijo del que había sido el gran solista de su orquesta durante muchos años: “Desde luego no era el showman más animado ni el intérprete más espectacular en el escenario, pero su timbre era tan bello, que muchas veces te hacía llorar. Así era Johnny Hodges”.
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jueves, 6 de diciembre de 2012

Amnistía fiscal y valores


El observador perezoso nos envía una reflexión sobre la reciente amnistía fiscal, con el deseo de que la demos a conocer. Por su rabiosa actualidad y por las relaciones con los valores que plantea; así como por su perenne interrogación sobre las causas de la perplejidad, con mucho gusto, la ponemos a continuación.

El caso es que se ha puesto de actualidad, coincidiendo con el fin de plazo, la llamada por algunos “amnistía fiscal”, y por otros “regularización fiscal”. Como puede verse ya empezamos perplejos.

El caso es que este es un ejemplo perfecto para advertir una causa de perplejidad, ya que se puede apreciar claramente:
- que lo que es legal, puede ser injusto
- que lo que es injusto, puede ser conveniente en la práctica.

Paso a demostrar lo anterior y descubrir su fundamento. La citada “amnistía” es legal ya que esta amparada por una ley (nada más que decir). Por otra parte es injusta ya que trata a los iguales de forma diferente, ya que los que han pagado sus impuestos, obviamente han pagado mucho más del 10%. Y, sin embargo, es conveniente en la práctica, ya que todos salen ganado:
- El que se regulariza, por el hecho de hacerlo de forma voluntaria y por quedar dentro de la legalidad.
- El Estado, porque recuda una cantidad de dinero.
- El resto de la sociedad, porque no tiene que aportar la citada cantidad.

¿Cual es, pues, la perplejidad?. Eso depende, (y aquí está el meollo de la cuestión), en que no existe una prelación de valores. Los valores están en dimensiones diferentes, por lo que no se puede decir que uno es superior a otro. Este relativismo quizá sorprenda, pero es real.

Para el que considere como valor la legalidad, la medida será buena; (no hay que olvidar que Sócrates así lo pensaba y eso le costo la vida). Para el que considere la justicia, como valor superior, se opondrá a esta medida, sin duda. Para el que considere la conveniencia practica, la medida es adecuada, ya que todos salen beneficiados:
- El que regulariza, porque deja de estar al margen de la ley.
- El Estado, porque recauda un dinero que necesita.
- El resto de la Sociedad, porque ese dinero recaudado va a significar unos menores impuestos.

Por lo tanto para evitar la perplejidad, hay que considerar la relatividad de los valores. Hay una “derecha auténtica”, que postula que hay falta de valores, pero en realidad quiere decir que hay “exceso de antivalores”. Lo importante es quedarse con la idea de que no existe una prelación de valores.

El buzo constata, por la prensa, radio y TV e Internet, el sentimiento generalizado del personal es de bastante indignación y de sed de justicia no exenta de ironía, por cierto. Baste, como ejemplo, una de las múltiples viñetas aparecidas.


(En http://mibassessors.blogspot.com.es)

Porque este país es muy de indignarse y de clamar justicia. La cual, por cierto, funcionando como sabemos que funciona y que - siendo de balde - es cara, ni les cuento cómo va a funcionar  y al pico nos va a salir, a partir de ahora, gracias a la ocurrencia de cobrarla con que nos ha obsequiado este gobierno. 

Sugiero - y no creo que sea una contradictio in terminis - encargar a Gallardón la redacción de una nueva versión moderna y siglo XXI de Macabeos I, en que se exprese la indignación y en que la sed de justicia de este pueblo, (que parece siempre en espera de un nuevo mesías prometido), se vea saciada por las nuevas tasas judiciales. 
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martes, 4 de diciembre de 2012

Pérdidas

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Los versos de Jorge Manrique, acerca de cómo se pasa la vida y cómo se viene la muerte tan  callando, posiblemente encierren la mayor sabiduría sobre la condición humana puesta en frente de su destino. Nada hay más cierto y presente en la vida que la muerte y, sin embargo ¡ cómo viene siempre de silenciosa! ¡ cómo ni se espera ni se entiende!

Así, en estos últimos días han muerto Tony Leblanc y Juan Carlos Calderón; y nada podemos hacer frente al dolor y zozobra de su pérdida.


De Juan Carlos Calderón se ha recordado ampliamente, en estos días, su calidad como compositor, su versatilidad como arreglista y director musical y su capacidad y dominio como productor, (ver www.juancarloscalderon.com). Todo eso hizo y muy bien, desde una gran formación musical, del  jazz a la música pop y desde España al panorama internacional; con unos niveles de calidad, modernidad y sofisticación extraordinarios. Este buzo quiere glosar, de su figura, sólo dos momentos. 


En el primero tenemos a  Juan Carlos Calderón cómo  director musical de todos los discos de Cecilia, arropando, con sus fabulosos arreglos y armonías, las composiciones e interpretaciones de  la formidable cantante que irrumpió como una bocanada de aire fresco en la España de 1972 con Dama, Dama y que nos dejó, en un terrible accidente de tráfico – N-525, cerca de Benavente, en la antigua carretera a La Coruña, en agosto de 1976 – tan pronto. 


Otro momento es uno de sus trabajos en Estados Unidos. En 1982 participó en el disco Fandango, de Herb Alpert, componiendo más de la mitad de las canciones. Ruta 101 o el tema Fandango, que da título al álbum, son canciones magníficamente construidas para el estilo del trompetista californiano: alegres, sofisticadas y fáciles a un tiempo; muestra de su gran altura como compositor de música instrumental, sin desmerecer para nada frente a otros compositores y arreglistas americanos de la época. 

De Tony Leblanc, nada diremos hoy, salvo que si hubiera nacido en USA bien pudiera haber llegado a ser un Cary Grant o si en Italia, un Vittorio Gassman.

Nada podemos hacer frente al dolor y zozobra de la pérdida de estos dos grandes artistas. Solo recordar su vida y obra, y hallar – como acaban las coplas de Manrique – consuelo en su memoria.
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