domingo, 8 de julio de 2012

La crisis que no cesa


Los efectos benéficos de la última cumbre de finales de junio; ya saben, la del órdago de Monti y Rajoy y de la "derrota" de Merkel, han durado poco. El jueves y el viernes pasado la prima de riesgo volvió a dispararse y nos puso, de nuevo, en vilo. La letra pequeña y la determinación alemana, con la ayuda de Holanda y Finlandia, han hecho su trabajo y resulta que endosar la deuda a los bancos y al FROB directamente, no va a ser posible en el inmediato futuro. Así que, con el aumento seguro de la deuda, nos esperan más recortes y no vamos a ver los brotes verde que tanto le gustaba pronosticar, en vano, a la ministra Salgado.


Álvaro de Figueroa y Torres, 
primer conde de Romanones

Es importante la reglamentación y la letra pequeña, en la que, según se dice, se encuentra el diablo. O, como decía el conde de Romanones: "No importa que hagan ellos la Ley, ya haremos nosotros el Reglamento".

En el suplemento literario de EL PAIS de ayer sábado, se publicó una interesante entrevista al escritor griego Petros Markaris, conocido internacionalmente por las novelas protagonizadas por el policía Kostas Jarito, héroe policiaco mediterráneo al estilo del Carvalho de Vázquez Montalbán o el Montalbano de CamilleriEn ella, aparece una reflexión acerca de la pobreza que está volviendo con esta crisis que no cesa. Dice Markaris:

"La gente que vivió la posguerra conoció la pobreza absoluta y en los pueblos más. Quienes crecieron en esa situación saben cómo enfrentarse a los problemas y nunca acabaron de creerse el supuesto milagro por el que un país pobre se hizo rico... No tienen miedo. Los jóvenes, en cambio, no saben lo que es la pobreza, y ahora va a saberlos: sienten pánico...".


El buzo, que no vivió la posguerra ni tampoco es ya joven, sí pudo ver y oír, en su infancia y de primera mano, lo que había sido la escasez y la pobreza en su propia familia. A la vez que también veía, a principio de la década de los sesenta, como esa pobreza iba desapareciendo a la vez que la sociedad española iba, poco a poco, prosperando. Por eso en estos días, viendo la situación actual y recordando el pasado, el buzo está sintiendo, quizás sin llegar al pánico, bastante temor.
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