viernes, 11 de noviembre de 2011

Guía de perplejos (7)

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Seguimos con la Guía de perplejos. Estas últimas entradas de la Guía, realizadas como las anteriores por el observador perezoso, bajan más a lo concreto y, probablemente, son ejemplos concretos de entradas anteriores, más teóricas.

14.- Correlación versus causalidad

Esta causa de perplejidad se produce cuando se confunde la relación de causalidad, con la correlación entre variables. A pesar de que desde David Hume, no esta claro que la causalidad exista, entendemos que existe por motivos prácticos lo que viene a justificar la ciencia.


David Hume. Allam Ramsey 1766. 
National Gallery de Escocia (Wikipedia)

No obstante a veces se nos intenta presentar una correlación entre dos variables como que se da en primer lugar es causa de la que se da en segundo lugar. Así por ejemplo la mayoría de los conductores lleva ropa interior, y sin embargo, no podemos decir que la causa de los accidentes de tráfico sea llevar ropa interior.

(Sin embargo, añade el buzo, una buena parte de la ciencia ante la dificultad – o imposibilidad - de buscar y encontrar causalidades para los fenómenos, utiliza de forma desmesurada la correlación entre variables. Ello no solo se produce en ciencias socioeconómicas sino también, y con mucha abundancia, en ciencias biológicas y biomédicas. Lo cual mueve a confusión, pues en muchas ocasiones la ciencia está indicando meras correlaciones y la sociedad lo toma como causalidad, dando por hecho que el resultado de la ciencia no puede ser otro que la causalidad. Es peor todavía cuando los científicos construyen públicamente discursos que se asemejan a causalidades, y sólo si se les pregunta seriamente, reconocen que lo único que hay, verdaderamente, son correlaciones).

15.- La desvergüenza

Esta causa de perplejidad se produce cuando se expresan ideas totalmente delirantes, sin tener en cuenta que van a producir una general indignación debido a su carácter delirante que se contradice con los hechos y pruebas reconocidas. Por ejemplo decir que el Holocausto Nazi no existió etc.


El hombre de la esquina rosada. María Helguera. 1980.
(De mariahelguera.com)

Se diferencia de otra causa de perplejidad (la sinceridad), porque el desvergonzado no cree en lo que dice, sin embargo tiene la esperanza de que la audiencia le crea, lo cual se traduce en un insulto a la misma.

(En este apartado, piensa el buzo que se podría calificar como desvergüenza leve, lo que en lenguaje popular, se califica como: morro. Asimismo, podría reservarse el término infamia para la desvergüenza grave e intolerable, desde el punto de vista moral y ético.) 

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